lunes, 19 de abril de 2010

Sin palabras



Me voy a inclinar a tus pies
para pintarte, obediente, las uñas,
y voy a arrastrarme detrás
a recoger en silencio tus ropas.
Voy a mirarte a los ojos, mi vida
para corregir el exceso de sombra
y voy a quedar encantado
con tu incómoda hermosura de loba, mujer

Qué más quisiera que una breve palmada
tuya
sobre mis hombros, sobre mi espalda
para quedarme tranquilo esta noche

que te vas a la milonga.


¡Si no fuera por esta estúpida silla de ruedas!

1 comentario:

Aurélia Jarry dijo...

"Quitar el exceso de sombra", qué hermoso... Siempre sobra la sombra, no? Igual hay quien o quienes se encuentra(n) en la sombra, no? No era eso el tango?
Un abrazo de carne