jueves, 15 de abril de 2010

Expansión de la palabra arrancada de la vida real

Ella lo amaba sin conocerlo hasta que él cometió el crimen de escribir para divertirse. Para una romántica que veía en el arte un gesto ligado vida, a bocanadas de aire entre la multitud, fue una repulsión instantánea. Un parpadeo tras el cual le fue imposible no verlo diferente. Hasta el sexo se le dificultó y a los pocos días no le importó dejarlo. No pronunció otra palabra. Nunca dio o no pudo dar una explicación. Simplemente lo abandonó. Días después se paseaba del brazo de un estudiante tres años mayor. La chica leía a Pizarnik.

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